sábado, 20 de octubre de 2012

BULLYING

El BULLYING, o acoso, se define como una opresión repetitiva, psicológica o física, de una persona o grupo de personas, percibidas como más poderosas o fuertes, hacia una persona menos poderosa, menos fuerte.   El poder se establece por percepciones que van desde la falta de confianza del débil, por tener problemas en el hogar, o por debilidad física. Y, aunque las que más lastiman a la sociedad son las escolares, éste acoso también se da entre adultos: con apodos incómodos, con chismes, etc.
Los abusadores son normalmente líderes que tienen la fama de ser más poderosos, fama que les permite liderar a otros, constituyéndose así en pandillitas, que ejercen el dominio con la fuerza del número. Siguen a un líder, es importante decirlo para no dejar pasar la oportunidad, que está demostrando su cobardía, ya que normalmente no se atreve a acosar solo a sus víctimas.
Éste es un caso de nuestro entorno, y completamente de actualidad. En El ECONOMISTA del día de hoy mencionan que el 50% de los infantes de Querétaro, nuestra ciudad,  resiente el acoso, según datos de la CEDH. Es decir, si tenemos dos hijos, es muy probable que por lo menos uno de ellos esté siendo acosado por sus compañeros. Debemos tener un contacto muy íntimo, muy especial con nuestros hijos o nietos,  contacto de confianza, para lograr que nos cuenten sobre sus cuitas; porque esas situaciones de acoso pueden ser la causa de un bajo aprovechamiento de nuestros escolares, la razón porque no quieran ir a la escuela, o porque no gocen la misma, o algún otro síntoma raro.
Todos hemos presenciado, con mucha tristeza los más, como niños alegres, con valores naturales para convertirse en pro hombres, terminan vegetando como adultos, sin poder desarrollar a cabalidad esa capacidad  que recibieron de Dios; cómo ese acoso que resintieron de niños produjo en ellos una limitación social, un triste y escaso desempeño en lo social, de un adulto que fue preparado por Dios para entregar una vida fructífera y catalizadora de cambios sociales. Parecen como uno de esos gigantescos globos de Cantoya, turgentes, vibrantes por recibir la orden de “despega y vuela”, pero que están detenidos por alguna ramita insignificante que se metió en su camino, y que ridículamente inhibe el despegar del coloso. Es impresionante comparar la cantidad de genios que produce Dios en cada generación, con los poquísimos que la sociedad permite que salgan a producir aquello que pudieron. Pobreza, acoso, situaciones mezquinas de poder o de economía, merman, limitan o aniquilan cada vez a una parte enorme de cada generación.   
¿Qué podemos hacer para evitar que ésta situación siga creciendo y extendiéndose? Pues depende de  la posición social, educacional o política que tenga cada uno de nosotros. Habrá quien tenga  más oportunidades que otros. Pero lo que sí podemos todos es, desde nuestro ambiente familiar o social, conversar con aquellos que están en edad o situación de estar siendo acosados. Escolares, principal, aunque no únicamente. Y hacer conciencia entre ellos de nuestro repudio por ese acoso. Hacerles ver que están equivocados, si piensan, por lo repetitivo del acoso, que ellos no valen. Lograr que rescaten su concepto de valía social y cristiana. Liberar ese enorme, poderoso y precioso globo, para que emprenda su vuelo por el enorme cielo de oportunidades que se abre frente a él.

1 comentario:

  1. Hola Ernesto buenas noches, concuerdo contigo en que el bullying es un problema que llega a destruir vidas. Es un grave mal social que va en aumento cada día con indiferencia de todos o casi todos, y como bien lo señalas su origen también lo hallo en la familia, tan golpeada por la inacabable crisis económica, por la pérdida de valores morales y cívicos, y de remate por la lacerante inseguridad.
    Es así que podemos ver como la tradicional familia nuclear, rápido está cambiando a familia monoparental, y ésta a su vez se inclina fuertemente a convertirse en familia disfuncional; y sin meterme más porque este tema es de profundo análisis, me voy a tu pregunta: ¿Qué podemos hacer para evitar que esta situación siga creciendo y extendiéndose? La respuesta que ofreces me parece acertada y completa y si me permites solo le agregaría lo siguiente:
     Necesitamos escuelas diferentes a las actuales.
     Que eduquen para la paz.
     Que no tan solo enseñen cultura general y conocimientos.
     Que no tan solo enseñen a hacer las cosas y a trabajar en equipo.
     Necesitamos escuelas que enseñen tolerancia.
     Que enseñen a sus alumnos a vivir juntos y que aprendan a enfrentar conflictos y respeten los valores del pluralismo.
     Que los enseñen a aprender a ser para que florezca su propia personalidad.
    Ya hay algunas que están dando pasos en ese sentido, ahora mismo estamos teniendo en la UNE Universidad de Noreste, la Semana de la Mediación, que también dará pie a la redacción de las Normas de Convivencia por los alumnos, maestros, funcionarios y empleados, y de esa manera avanzar a un modelo de escuela del futuro.
    Y si supieras Ernesto que todo esto ha nacido de manera tan fortuita, que se derivó de una platica banquetera, cuando la vicerrectora haciendo sus ejercicios matinales y viendo el letrero de mi oficina me preguntó ¿mediación? “Se algo de esto y me interesa”, proponiéndome platicar mas del tema otro día.
    Comparto tu preocupación, no tengo estadísticas a la mano para Tamaulipas, pero percibo que la situación es tan grave o peor que Querétaro, no quitemos el dedo de la llaga.
    “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”
    Te mando un abrazo.

    ResponderEliminar