viernes, 26 de agosto de 2016

                                                               ¡UNA VACUNA CONTRA LA DIABETES!!

                                                                                                                          Ernesto Müdespacher M.

La prensa nos sorprendió anunciando que habían encontrado la cura contra un flagelo universal,  una enfermedad que afecta a millones de seres humanos: la diabetes.  Éste remedio, se nos dice,  actúa en los casos de diabetes tipo I, tipo II, gestacional y congénita.
Instruye su descubridor, el Dr. Jorge González Ramírez, que el procedimiento para obtenerla consiste básicamente en obtener 5 ml de la sangre del paciente, agregar 55 ml de solución sanguínea , con posterior refrigeración de ésta solución durante 60 días. Al cabo de éste período de tiempo se lleva la mezcla a 37 grados, y se inyecta con ella  al paciente a  temperatura corporal, con lo cual se produce un choque térmico, que corrige la falla metabólica  en un tratamiento que dura un año.
No entraré a aventurar ningún comentario en cuanto a el valor de éste tratamiento.  Creo que por no haber tenido ninguna experiencia con éste procedimiento, no tengo ningún derecho de  detractarlo, ni de hablar en su favor. Y menos aún, cuando conozco que soy escéptico por naturaleza. Si confieso, en cambio,  que tengo debilidad por aceptar aquellos hallazgos que son el producto de múltiples pruebas y análisis, de aquellos que van publicando paso a paso sus resultados, como hace la MIT (Massachusets Institute of Technology), restaurando la función de insulina en los organismos enfermos  o la vacuna de ADN que estudia Stanford.  

Como resumen quiero aconsejar a mis lectores que no nos dejemos llevar por un buen deseo (wishful thinking), o una propaganda bien elaborada. Se  nos hace creer que un remedio “natural” o “alternativo” es seguro, p.e., porque es obtenido de la naturaleza. Debemos tener cuidado con esos planteamientos. Existen muchas sustancias naturales que son remedios probadísimos, pero que pueden ser poderosísimos venenos si no los dosificamos adecuadamente. Ejemplo: la heroína, el veneno de serpiente, y tantos otros. Exijamos siempre las pruebas científicas de lo que se ofrece como “panacea segura”, y no tomemos nada de lo que se nos da con la “garantía de cura” por ser producto natural.